OLULA DEL RÍO
Comarca

COMARCA:
“Diario de un perro”

Editado por Albox_superforos
ANÓNIMO.

Dedicado a mis hijas Carmén y Ana amantes de cualquier bicho viviente.

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Semana 1:
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!
Mes 01:
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.
Mes 02:
Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperaba que mi “familia humana” me cuidara tan bien como ella lo había hecho.
Mes 04:
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como “hermanitos”. Somos muy inquietos, ellos me muerden la cola y yo les muerdo jugando.
Mes 05:
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice “pipí” dentro de la casa; pero nunca me habían dicho donde debo hacerlo. Además duermo en la cámara…
¡y ya no me aguantaba!
Mes 6:
Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito y me entretengo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando escondían la comida. Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que hago.
Mes 12:
Hoy cumplo un año. Soy un perro adulto Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben sentir de mí.
Mes 13:
Qué mal me sentí hoy. “Mi hermano pequeño” me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.
Mes 15:
Ya nada es igual…vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.
Mes 16:
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Encima de eso me van a llevar con ellos de paseo. Pasaron muchos kilómetros de carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro “día de campo”. No comprendo porque cerraron la puerta y se fueron. “¡Oigan, esperen!” Se…se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían abandonado.
Mes 17:
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero sólo dicen “pobre perro”, se debe de haber perdido.
Mes 18:
El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como “mis hermanos”. Me acerqué, pero un grupo de ellos, riéndose, me lanzaron una lluvia de piedras “a ver quien tenía mejor puntería” Una de esas piedras me impactó en un ojo y desde entonces ya no veo con él.
Mes 19:
Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y hay gente que les molesta que me eche al lado de ellos.
Mes 20:
Casi no puedo moverme. Hoy al intentar cruzar una calle un coche por poco no me arrolló. Ojalá me hubiera matado, sólo me dislocó la cadera. Siento un dolor terrible, mis patas traseras no me responden y con mucha dificultad me arrastré hacia un poco de hierba que había al lado del camino.
Mes 21:
Llevo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otros dicen: “No te acerques” Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. “Pobre perrito, mira como te han dejado”, decía… junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y finalmente dijo: “Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.” A la buena dama se le escaparon las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Sólo sentí el pinchazo de una inyección y me dormí para siempre pensando porque tuve que nacer si nadi me quería…
Nota del Autor: No es solución echar un perro a la calle, sino educarlo. No conviertas en problema una grata compañía. Ayuda a abrir la conciencia y así poder acabar con que existan los “perros callejeros”. Envía esta página a cuantos puedas. ¡Gracias!
Juan Sánchez-Noviembre-2.015