OLULA DEL RÍO
Comarca

Su majestad el “Pino Real”

• Pedro Xerez. Almería.
• Alonso el Gazí. Laroya.
• Diego García. Bacares

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Vocabulario Previo:
Trapiche: Molino para extraer el jugo de la caña de azúcar.
Vírgenes: Cada uno de los pies derechos que en los lagares guían el movimiento de la viga.


Durante los Siglos XVI y XVII en el puerto de Almería se embarcaban tablones de pino y pinos de la Sierra de los Filabres que viajaban a diversos lugares. En algunos casos los documentos indican cuál era la procedencia exacta de la madera y para qué iba a ser utilizada. La verdad es que desde la perspectiva actual, resulta llamativo descubrir que en otras épocas el territorio almeriense ha exportado maderas, pero es así.
La referencia más antigua conservada sobre este comercio en el puerto de Almería data de 1.519. La madera iba destinada a las obras que se estaban haciendo en la iglesia de Adra. Al año siguiente, en 1.520, en un contrato se expresa la cantidad de árboles que iban a ser llevados a Adra, también para la construcción de la iglesia, y es una cuantía considerable, 83 pinos completos, además de otros fragmentos menores.
El mercader Pedro Ximenez, debía transportar desde Almería hasta Adra 58 pinos de diez reales y medio de plata, 25 pinos de veintiún reales, 8 “tirantes” de dos reales de plata cada uno y 100 docenas de “ripias”. El valor de la madera -sin contar las “ripias”, cuyo precio no se indica en el documento- es de 1.214 reales de plata, una cantidad muy respetable a principios del Siglo XVI.
En 1.529 se redactó otro contrato en el que el morisco de Laroya llamado Alonso el Gazí, se comprometía a llevar hasta Almería 100 maderos de pino de un marco de ancho y doce pies de alto, a 42 maravedíes cada uno.
En una escritura de 1.610 el carpintero Bartolomé Alemán, vecino de Almería, otorgaba un poder a Diego García, “serrador de madera”, para que en su nombre venda pinos de la Sierra de Filabres, concretamente de Bacares:
“…pueda en la villa de Motril, o en otro cualquier cabo que sea, bender la cantidad de pinos que le pareciere de la Sierra de Bacares de a treinta y seis pies y treinta y ocho y cuarenta y cuarenta y dos y media vara de talla…obligándose a que a fin de octubre estarán los dichos pinos en la playa d´esta ciudad en el embarcadero donde es uso y costumbre”
Es evidente que estos pinos se usaban en construcciones de gran envergadura, como iglesias, y también para la fabricación de artefactos que sólo podían confeccionarse con madera de calidad.
El patrón del navío “Espíritu Santo”, que estaba en Almería en 1.610, reconoce en un documento que tiene en su barco “nueve pinos reales y seis vírgenes de pinos” que debían ser transportados a Motril para los “ingenios de los genoveses”, es decir para los trapiches donde los comerciantes italianos elaboraban el azúcar.
El inventario de los distintos elementos que se encontraban en un molino azucarero de la costa de Granada en Castell de Ferro, tras la expulsión de los moriscos, nos enseña que las “vírgenes” eran piezas de la maquinaria del molino:
“quatro vírgenes en que están armados los exes (ejes)…Una viga con su peso y vírgenes quitadas las maromas…”
Aunque para la producción de azúcar se quemaban ingentes cantidades de madera -motivo por el que se desforestó la costa de Granada- en el Siglo XVII los genoveses de Motril no tenían que venir a la Sierra de Filabres, a casi 200 kilómetros de distancia, para conseguir combustible que todavía podían conseguir en la Alpujarra. Pero ciertas piezas de los ingenios azucareros requerían una madera excepcionalmente flexible, dura y resistente que sólo se hallaba en nuestra Sierra.
A lo largo del Siglo XVII continúa la salida de madera desde Filabres al puerto de Almería para la construcción o reparación de iglesias de la Sierra de Gádor y la Alpujarra almeriense y granadina: Berja, Adra, Turón…
¿Qué clase de pinos eran estos que justificaban el trabajo de -tras cortarlos a 2.000 metros de altitud- bajarlos por la escarpada ladera Sur de la Sierra de Filabres y arrastrarlos hasta el puerto de Almería, a más de 50 kilómetros?
Los nombres populares que aparecen en la documentación para designar los pinos no siempre son fáciles de interpretar, aunque uno de los que hemos transcrito ofrece una pista interesante, un nombre que denota un carácter especial de los árboles en cuestión: “pinos reales”. En el “Inventario de la Marina de Guerra” del Siglo XVIII comprobamos que en el extremo occidental de nuestra sierra había la cantidad increíble de 1.218.100 “pinos reales”.



Juan Sánchez-NOVIEMBRE-2.015