jueves, 18 de junio de 2015

EMILIO JIMÉNEZ PÉREZ: SOMONTÍN, ALMERÍA, BARBASTRO Y OLULA DEL RÍO

OLULA DEL RÍO
Comarca

“SOMONTÍN, ALMERÍA, BARBASTRO Y OLULA DEL RÍO”
EMILIO JIMÉNEZ PÉREZ-OBISPO

Emilio Jiménez Pérez nació en Somontín (Almería) en el año del Señor de 1.863. Era su padre Esteban Antonio Giménez Moreno y su madre Juana Mercedes Pérez Martínez.
Estudió las primeras letras en Somontín y los dos primeros cursos de latín y humanidades en el Instituto de Almería, donde consiguió el título de Bachiller en Artes.
En Septiembre de 1.876 entró en el seminario de San Indalecio en Almería, donde cursó todos los estudios de Humanidades, Filosofía y Teología.
En el Seminario Pontificio de Granada (1.885) recibió los grados de Licenciado y Doctor en Teología. Posteriormente, la licenciatura en Derecho Canónico.
Con 22 años (24-IV-1.886) es ordenado sacerdote. En esta etapa ocupó muchísimos cargos en la diócesis de Almería. Además de impartir diversas materias en su Seminario, incluida la Teología Dogmática, impartió clases en el Colegio de Jesús.
Opositó en 1.892 a una canonjía de la Catedral de Almería, que consiguió.
En Septiembre de 1.895, aspiró a la vacante de canónigo doctoral y también la consiguió.
Su carrera dentro del clero ascendía meteoricamente y fue propuesto en 1.917 para presidir la sede obispal de Barbastro (Huesca) siendo nombrado obispo de la misma en 1.918. Hubo repique de campanas en toda la ciudad de Almería y en los pueblos del Alto Almanzora.
Según cuenta la tradición, el Cabildo de Almería colocó en su asiento del coro un cojín rojo. También se acordó regalarle el Báculo Pastoral forjado en Valencia y rematado con las imágenes de la Virgen del Mar y San Indalecio.
Fue la primera vez en la historia que vino a nuestra ciudad el Nuncio de Su Santidad Monseñor Francisco Ragonesi haciendo pública la noticia al portar bulas de la Santa Sede para nombrarle Obispo. Fue también la primera vez que en la Catedral de Almería se consagraba un prelado.
Ragonesi fijó para el día 7 de abril dicha consagración episcopal.
El periódico “La Independencia” publicó un artículo interesantísimo que describía como el Cabildo remozó toda la Catedral y sacristía para tan gozoso acontecimiento.
La llegada a Almería, en tren correo, de Monseñor Francisco Ragonesi, fue todo un acto de solemnidad. En la estación se le rindieron honores militares por una compañía con banda de tambores y cornetas. Después recorrió las calles principales de la ciudad profusamente engalanadas. En la Catedral fue recibido por el Cabildo. Entró bajo palio. Se cantó solemne Te Deum. Esa noche se dio un concierto extraordinario en la plaza de la Catedral. Posteriormente, el nuncio se dirigió al palacio episcopal y desde el balcón impartió la bendición a los fieles asistentes.
Con Monseñor Francisco Ragonesi también llegó a Almería el obispo de Barcelona, Monseñor Reig y Casanova. Venía para ser el prelado asistente del principal consagrante ya que este obispo era querido y recordado en Almería cuando vino desde Valencia atraído por el inolvidable obispo Orberá, cursando en el Seminario de Almería sus estudios teológicos. Aquí recibió todas las órdenes sagradas. Había coincidido en el Seminario con Don Emilio Jiménez y no podía faltar en este momento tan especial para su amigo somontinero.
El domingo 7 de abril de 1.918, se celebró en la Catedral la consagración de Don Emilio Jiménez. Apadrinaron al nuevo obispo Don Juan de la Cruz Navarro y Doña Josefa Padilla Sánchez. El consagrante fue el nuncio de su santidad y los obispos de Almería y Barcelona. También estuvo representado el Cabildo y el Ayuntamiento de Barbastro. Asistió además Joaquín Juste canónigo de Zaragoza y el canónigo de Guadix.
Pasada la solemnísima ceremonia, el nuevo consagrado impartió la bendición y para finalizar, durante una hora se celebró el besamanos.
Acto seguido, la comitiva hizo una escapada a Pechina donde estuvo sepultado San Indalecio antes de su traslado al Monasterio de San Juan de la Peña.
A la tarde se celebró un acto entrañable en la Iglesia del Colegio de la Compañía de María, donde está sepultado el fundador inolvidable de dicho colegio, el obispo Orberá. Don Emilio había sido su capellán y director espiritual.
El día 10, después de una visita del nuncio a la Catedral y de reunirse con los señores canónigos en la Sala Capitular, partió hacia el puerto donde el Ministro de Marina puso a disposición del legado pontificio, Monseñor Ragonesi, el buque de la Escuadra Lobo.
Don Emilio Jiménez celebró su primera misa pontifical el día uno de mayo en la Iglesia del Colegio de la Compañía de María y el día 15 de mayo, fiesta de San Indalecio, también celebró misa pontifical en la Iglesia Catedral.
El día veinte partió para Barbastro D. Emilio acompañado de su secretario, Don Andrés Castejón Jiménez, y de su gran amigo el párroco de San Sebastián, Don Pío Navarro.
Por fin, el día 26 de mayo, fiesta de la Santísima Trinidad, hacía su entrada solemne en la catedral de Barbastro.
El 21 de octubre de 1.926, con 63 años, aún como Obispo Administrador Apostólico de Barbastro, fallece Don Emilio Jiménez Pérez. Sus restos reposan en la Caredral de esta ciudad de Huesca concretamente en la capilla de la Asunción después de haber sido sacerdote durante cuarenta años y Obispo durante los últimos ocho. Personal del Clérigo, Autoridades Sociales y Políticas, familiares y amigos emprendieron camino para darle sus últimas despedidas.
Olula del Río en la vida del Obispo de Barbastro: Don Emilio Jiménez Pérez tuvo un hermano, Maestro de profesión, Don Francisco Jiménez Pérez que fue destinado a ejercer docencia en nuestro pueblo. Aquí conoció a Doña Inocencia Casquet de la que se pronto se enamoró. Un amor a primera vista y que no tardaron en contraer nupcias matrimoniales porque la ilustre doncella también sintió la misma llama de amor. Fue un matrimonio feliz y fecundo. Residieron muchos años en las proximidades de la Plaza de “Los Bancos” hasta que para instruir a la prole decidieron trasladarse a la ciudad de Granada donde sería más fácil dar una buena formación a todos. La casa de Don Francisco y de Doña Inocencia estuvo abierta mientras vivió el hijo más joven del matrimonio: Don Francisco Jiménez Casquet, ilustre abogado en la ciudad de la Alhambra. Don Francisco aprovechaba cualquier excusa para venir al pueblo de su feliz infancia. Yo he escrito muchas crónicas en este blog sacadas de su libro “La vida en Oula del Río en los años 20”. Nuestro protagonista, el obispo sobre el que he glosado anteriormente estaba muy unido sentimentalmente a su familia de Olula del Río. Sentía especial predilección por sus ocho sobrinos: Emilio, Trina, Carmen, Francisco, Inocencia, Mari Lourdes, José y Mercedes. Aprovechaba cualquier ocasión para reunirse con ellos por lo que se prodigó en nuestro pueblo. Siendo Obispo de Barbastro y vista la devocion de Olula por el Santo Mártir y Guerrero San Sebastian, aprovechó uno de sus viajes a Roma para implorar del Santo Padre la concesión de una reliquia del patrón de Olula. La petición dio fruto y desde entonces, la Parroquia de nuestro pueblo guarda con cariño y sigilo un trozo auténtico del que fuera terror de los infieles. Se guarda en una especie de pequeña custodia y en lugar conocido sólo por el sacerdote de turno. Hace unos años, el Párroco D. Antonio Cobos hizo un besamanos con la reliquia del patrón. Todo el pueblo tuvo la oportunidad de ver y besar esta auténtica señal de fe.
Decir por último, que D. Emilio era persona afable, sencilla, amiga y campechana. No era de extrañar encontrarlo, - según transmisión oral-sotana remangada, jugando al fútbol con sus sobrinos y otros críos del pueblo en la “Plaza de los Bancos.



Juan Sánchez-JUNIO-2.015

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