sábado, 20 de junio de 2015

ALMANZORA "LA MARQUESA DEL PUEBLO"

OLULA DEL RÍO
Comarca

ALMANZORA (Cantoria)
“La Marquesa del Pueblo”

La Voz de Almería.
Guillermo Mirón.
4 de Mayo de 2.014

• En Abril 2.014 se cumplieron 100 años de la muerte de la generosa aristócrata consorte de Almanzora.


Comentaban los mayores del lugar que cuando el Marqués de Almanzora llegaba al poblado por un lado, la Marquesa salía por otro. Un chascarrillo que ha sido recordado durante décadas y que servía para describir el ímpetu de una de sus vecinas más ilustres.
Catalina Casanova Navarro había nacido en Cuevas del Almanzora en el año 1.831. Murió en la aldea de Almanzora y fue enterrada en el cementerio de Cantoria en 1.914.
Era Condesa de Algaida a petición del Ayuntamiento de Tíjola y Marquesa consorte de Almanzora. Destilaba poder y generosidad a partes iguales. Fue “La Marquesa del Pueblo” para los vecinos de la barriada cantoriana y del Valle que dio nombre a su título.
El eco de sus acciones solidarias resonaba de un rincón a otro de la Cuenca del Almanzora cada vez que Catalina visitaba alguna de sus fincas repartidas entre el Levante y el Almanzora.
Desde Cuevas del Almanzora hasta Tijola, todos sabían de la Marquesa.
En 1.913 repartió 3.000 panes en Garrucha para familias necesitadas (donde la Iglesia reservaba una capilla para los restos mortales de los Marqueses). También cedió junto al todopoderoso Marqués, Antonio Abellán Peñuela, los terrenos para la construcción de la estación de ferrocarril, que a la postre sería una de las más transitadas de la provincia.
De igual modo, la Marquesa compró las estanterías para el gabinete de Física y química del Colegio de Cuevas del Almanzora, costándole este gesto 2.000 pesetas, una nada desdeñable cantidad para la época. Si algo le sobraba a la Marquesa era generosidad…y dinero. Se estipulaba que el matrimonio podía ingresar 25.000 pesetas mensuales. Una fortuna para los años a caballo entre el Siglo XIX y XX.
Porque, a pesar de todo, la Marquesa era una Noble. A falta de años para que apareciera “Cocó Chanel” y cuando pocos sabían de la moda parisina, Catalina ya viajaba a la capital gala para ir a la última.
Tenía que deslumbrar en los bailes a los que acudía la “alta sociedad” y que celebraba en su palacete de la calle Leganitos, en Madrid. Las relaciones con gente influyente y la voluntad les permitieron hacer un poco menos pobre Almanzora y su Valle. Por no decir que fueron pieza clave en el desarrollo de la Comarca. Eso sí, si alguien esperaba con ansias la visita de la Marquesa eran los más jóvenes. Durante sus estancias en el Palacio del Almanzora, la Marquesa repartía caramelos y refrescos desde un balcón a los pequeños que se agolpaban debajo.
Lo hacía desde un balcón que escondía a sus espaldas el “Salón de Las Conspiraciones”. Haciendo honor a su nombre, en esa sala el Marqués bendecía o echaba por tierra nombramientos políticos. Pero esas cuatro paredes guardaron más secretos, como las reuniones en las que el Marqués consiguió que el tren llegara a Almanzora en lugar de los Vélez, con todo lo que esto supuso para el desarrollo de la minería en el Valle. Incluso logró cambiar el trazado para que pasara por delante de su Palacio en lugar de por Albox.
Todo en la misma habitación desde cuyo balcón la Marquesa obsequiaba a sus paisanos, retrato del rol que cumplía con eficacia cada cónyuge.
Uno en el control del poder político y económico, otra repartiendo buena parte de los ingresos en obras caritativas y donaciones para la educación o sanidad, ya que hasta su muerte sustentó con 250 pesetas el Hospital de Cuevas del Almanzora.
En el pueblo cuevano recordaron durante un buen tiempo la ayuda que prestó a los damnificados por las inundaciones de 1.879.
Entre sus acciones también destacan las inversiones para mantener el patrimonio monumental en pueblos del marquesado. Tal era la influencia de los primeros marqueses que su poder propició grandes escenas en la pedanía de Cantoria. No fue el Papa el que vino a coronar al Marqués, pero si fue el mismísimo obispo de Almería, Vicente Casanova, quien en una fiesta religiosa en el Palacio confirmó a sus hijos.
El año pasado en abril se cumplieron los 100 años de la muerte de la Marquesa. El olvido de su papel protagonista durante décadas para el desarrollo de la Comarca y parte de la provincia, salta a la vista.
Los techos y muros de la que un día fue su casa y hoy es el “Monumento Neoclásico” más importante de la provincia se caen. Nadie hace nada para impedirlo. Hace falta otra nueva Catalina Casanova para evitar el desastre.



Juan Sánchez-JUNIO-2.015

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