domingo, 26 de octubre de 2014

LOS "HIGOS SECOS" DE LA TÍA CARMEN "LA TELARILLA"

NOS ROBAN LA LLUVIA Y ENVENENAN EL AIRE DE LA COMARCA

A LA LECHERA DE LA COMARCA SE LE ROMPIÓ EL CÁNTARO

viernes, 17 de octubre de 2014

MOTIVACIONES DE D. FRANCISCO JIMÉNEZ PARA ESCRIBIR UN LIBRO SOBRE OLULA

RUINAS DEL PALACIO DEL ALMANZORA

                                                 OLULA DEL RÍO
                                                      Comarca


• PALACIO DEL ALMANZORA
• Construcciones tradicionales de la Comarca del Almanzora.
• A.D.R. Almanzora. Javier Vázquez Cabrera y Eduardo Garzón Garzón.

Este palacio se ubica en la barriada de Almanzora, perteneciente al municipio de Cantoria. Se accede por la carretera A-334 (Baza- Huércal-Overa). A la altura de Albox hemos de salir dirección Almanzora. Unos 4 Kilómetros y estaremos en destino.

El palacio lo encontraremos en la plaza principal de la barriada. Considerado como el ejemplar neoclásico más espléndido de la provincia de Almería. Aunque en la actualidad es de propiedad privada, está declarado “patrimonio arquitectónico de Interés Histórico Artístico”. Aún así, su estado de conservación, como casi todo el patrimonio arquitectónico de la provincia, amenaza ruina inminente si la administración no pone mano y dinero en recuperarlo para nosotros y generaciones venideras.

Su origen hay que datarlo en el Siglo XVIII cuando el Marqués de los Vélez decidió dividir en tres zonas administrativas su área geográfica. En la cabecera de una de estas tres zonas, en los llanos de Almanzora, construyeron un edificio con graneros para recogida de cereales, una almazara, viviendas y zona administrativa. Posteriormente fue aprovechado y remodelado el edificio principal para hacer de casa solariega de las familias de los Marqueses de Villafranca y del Marqués de la Romana.

Mediado el Siglo XIX, este edificio fue comprado por Don Antonio Abellán Peñuelas, industrial minero de la plata de Sierra Almagrera (Cuevas de Almanzora). Don Antonio estaba desposado con Doña Catalina Casanova (1.848). Ella era natural de Cuevas y contaba con el Título de Primera Condesa de Algaida (1.887). Don Antonio fue nombrado primer Marqués del Almanzora por Amadeo de Saboya según Real Decreto de ocho de julio de 1.872.

Ese mismo año amplió considerablemente el edificio principal. Añadió nuevas dependencias y quedó convertido en Palacio inspirado arquitectónicamente en el particular aire neoclásico de la época.

La decadencia de la minería de la plata en Sierra Almagrera afectó a los herederos del Marqués, también a una parte importante de sus propiedades en el Almanzora. El Palacio pasó a ser propiedad de Don Juan March Ordinas. Éste nombro un administrador para que fuese vendiendo todas las fincas del anterior propietario. La finca se repartió en pequeños latifundios que fueron pronto adquiridos por colonos del lugar. Dos pudientes familias adquirieron el Palacio y sus herederos conservan aún hoy la propiedad.

El Palacio, o lo que queda de él, tiene una superficie de 2.484 metros cuadrados. Consta de un pabellón principal con dos alas en escuadra dejando para el centro un “Patio de Honor”. El pabellón principal y el ala izquierda albergaban las distintas estancias utilizadas como vivienda. El ala derecha lo ocupa una capilla, hoy muy bien conservada, pues hace las veces de iglesia de la población. La Capilla tiene entrada por el “Patio de Honor”. De planta rectangular, está situada perpendicular al Patio. Otras dependencias próximas a la Capilla son las caballerizas y otras para servicios.

La fachada externa del “Patio de Honor” está realizada con ladrillo visto. Decorada en mármol blanco de Macael y en el centro porta un arco de medio punto sobre pilastras encuadrado por elementos similares. Una cornisa en línea quebrada bordea todo su perfil. Centrado en la fachada se ubica el escudo de armas de los Abellán.

La fachada izquierda y la posterior se caracterizan por su singular ornamentación. Podemos observar la presencia equidistanciada de una serie de pilastras acanaladas en sus dos tercios superiores y de molduras que revisten las ventanas con vanos adintelados sobre los que se dispone como motivo central una corona con dos cintas.

En el interior del edificio, al que se entraba por una puerta de sólida madera tallada, se encontraba un amplio vestíbulo y por él se accedía al resto de las dependencias. Algunas habitaciones conservan numerosos elementos decorativos, zócalos de mármol, alegres colores en paredes y techos con pinturas diversas.

La almazara, situada junto a la iglesia, es una nave con cubierta a dos aguas sustentada en su parte central por grandes arcos portantes de molduras ornamentales. Desgraciadamente hoy por hoy queda bien poco de lo que les estamos contando y el deterioro acabará borrando de la historia de la Comarca este edificio singular. La administración calla y mira para otro lugar. Sólo se ocupa del patrimonio de otras provincias. No contamos.



Juan Sánchez 2.014

"Don Juan Gallego" PARROCO DE OLULA AÑOS 20

                                                      OLULA DEL RÍO
                                                          Comarca


• El párroco D. Juan Gallego.

• Años 20.

• Anécdotas.

Don Juan Gallego Mirón fue párroco de Olula durante largo tiempo. Regordete, bajito, simpático y sencillo. Tocado con su negra y vieja sotana tirando a parda; cuajada de lamparones y zurcidos, que a la vez denotaban su sencilla humildad y daban idea de su no extremada higiene personal. Se hizo querer y conocía la vida y milagros de todos los parroquianos. La concurrencia a misa era masiva especialmente la Misa Primera de los días festivos que se iniciaba antes de amanecer y a la que asistían normalmente los hombres del campo, habitantes de los cortijos de Huitar, Agua Amarga y el Prado.

En cierta ocasión, pasaba junto a la casa de un feligrés en cuya puerta amasaba cal para iniciar una obra en su vivienda. Poca destreza debía tener en la ejecución de aquel trabajo, cuando el señor cura se plantó ante él diciendo:

-Usted será un buen cristiano, pero no sabe amasar cal- 

Y remangándose la sotana, cogió la pala. Y, ante los sorprendidos ojos del vecindario que presenciaba la escena, se puso a trabajar en aquel cometido, mostrando singular destreza.


En pleno invierno vio pasar por la puerta de su casa a una devota que, en cumplimiento de una promesa, se dirigía descalza a la Iglesia para asistir a la novena de San Sebastian.

Alarmado por el riesgo que para tan estimada persona suponía ir descalza en aquellos crudos días de invierno, la detuvo para hacerle la consiguiente pregunta:

-¿A dónde vas descalza?-

-A la novena -le contestó- para cumplir una promesa.

Ni un solo momento tardó en responderle:

-Pasa a mi casa para que inmediatamente te faciliten calzado, pues como sigas así vas a coger una pulmonía que ni el mismo San Sebastian te va a poder librar de ella-

Era gracioso y ocurrente. En cierta ocasión que las señoras de la Cofradía del Sagrado Corazón, para gratificar sus sermones y liturgias a través de la novena del titular de la Hermandad, le enviaron como regalo unas libras de chocolate, se las devolvió a la portadora, diciéndole:
-Dile a las señoras si me pueden cambiar el obsequio por otro que no tenga relación co las recién paridas-


En otra ocasión que se realizaban obras de reparación del templo, cuando los burros que portaban en serones el yeso para la obra estaban en la calle para ser descargados y comenzó a llover. Y el arriero no encontró otro medio de evitar la mojadura y consiguiente pérdida de la mercancía, que abrir el cancel y entrar con los cargados animales en la Iglesia, para protegerlos de la lluvia.

Don Juan que estaba situado en el interior del templo, quedó sorprendido de aquella inesperada entrada en lugar sagrado y, a grandes voces, recriminaba al arriero diciendo:
-¿Qué estás haciendo, desgraciado?-

Pero bien pronto comprobó que si los animales volvían a la calle el yeso se inutilizaba, por lo que rectificó enseguida diciéndole:

-¡Sigue hacia adentro!¡Al fin y al cabo, éstos no van a ser los primeros burros que entren en la Iglesia!
En actos solemnes y en todos aquellos en que se exteriorizaba el fervor religioso de los creyentes, Don Juan Gallego ponía la sal y pimienta en la oratoria sagrada que desde el púlpito o el sillón que situaba junto a las escaleras del Altar Mayor, dirigía a sus feligreses para enfervorizarles, haciéndoles seguir paso a paso el camino de Jesús recorrido durante su vida mortal.



Juan Sánchez 2.014

miércoles, 15 de octubre de 2014

"VIDA DE BOABDIL EN PURCHENA"

                           OLULA DEL RÍO
                               Comarca

• VIDA DE BOABDIL EN PURCHENA.
• EXILIO A AFRICA.

El desventurado Boabdil acompañado de su madre, esposa e hijos se retiró al Val (valle) de Purchena. Los Reyes Católicos le habían concedido un valle corto, pero fértil, con señorío y rentas de varios pueblos. 

Acompañaron a su retiro el visir Jusef Aben Comisa y Jusef Tanegas. Boabdil no podía sentirse contento con tanto bien, sólo recordaba las grandezas pasadas. Hubiera podido al fin disfrutar de días serenos. No era así. Viviendo en un valle delicioso y en el seno de su familia, rodeado de vasallos obedientes, y de leales amigos, hubiera podido volver atrás la vista , y contemplar su pasada carrera como quien recuerda un confuso y espantoso sueño. Debería bendecir el cielo por haber despertado en el goce de tan tranquila seguridad. El visir Aben Comisa, para complacer a su infeliz amo, concertó con el Rey Católico la venta de las posesiones de Boabdil. Sin la aprobación ni consentimiento de este, la efectuó por la cantidad de ochenta mil ducados de oro. Aben Comixa, cargó el dinero en acémilas y partió de vuelta alegre a Purchena. Llegando a presencia de Boabdil, le puso delante el oro, diciendo: “Señor vuestra hacienda traigo vendida; ved aquí el precio de ella. He querido apartaros del peligro en que vivís, permaneciendo en esta tierra. Los moros son una gente veleidosa y temeraria. Con el pretexto de serviros, intentarán cosas que nos traerán la ruina a todos nosotros y pondrán en riesgo hasta vuestra propia vida. He notado también la tristeza que os consume en este país, donde todo os recuerda que fuisteis Rey y que jamás podréis volver a serlo. Vamos, señor, al África. Con este dinero compraremos allí mejor hacienda. Viviremos con más honor y más seguridad”

Al oír estas palabras montó en cólera Boabdil de tal grado que sacó su cimitarra, y si no le quitaran tan presto de delante a su oficioso visir, lo sacrificara en el acto por la rabia que le dominaba. Pero Boabdil no era vengativo; aquella llamarada de ira se apagó muy pronto, y viendo que el mal no tenía remedio, juntó sus tesoros y efectos preciosos, y partió con su familia y criados para el puerto de mar más próximo donde le esperaba un navío bien pertrechado por orden del rey cristiano.

Cuando llegó al puerto acudieron muchos de sus vasallos para verle antes de partir. Embarcose Boabdil. Desplegadas al viento las velas del navío, ya libre de amarras quisieron hacerle una despedida afectuosa para mostrar el interés que tomaban por su suerte. En ese momento vino a su memoria el apellido ominoso de su juventud: “Adiós, Boabdil- dijeron, “Alá te guarde, Al-Zugabi” (desdichado). Esta denominación se imprimió en su corazón y al expatriado Monarca de nuevo se le humedecieron los ojos mientras en lontananza quedaba su reino amado y perdido.


Juan Sánchez 2.014