sábado, 30 de agosto de 2014

OLULA COMARCA. "LÍJAR DECLARA LA GUERRA A LOS FRANCESES"

                                                  OLULA DEL RÍO
                                                     (Comarca)


• Líjar: Declaración de guerra a los franceses.
• Autor: Don Martín García Ramos.
• Título: Toponimia del Valle Medio del Almanzora.


Como todos los pueblos montañeses, los de Líjar han sido también de carácter indomable y fiero, de ello han dado diversas muestras a lo largo de la historia.

Recordemos que las capitulaciones firmadas en Baza entre Abenaix de Purchena y los Reyes Católicos, estipulaban que no se tomararían represalias contra los vecinos moriscos de Líjar por las cosas hechas en su deservicio.

Durante la Guerra de la Independencia, no pudieron dormir muy tranquilos los franceses en la villa de Líjar, según consta por su tradición y por el acta de una sesión de su Concejo, que tuvo el atrevimiento de declarar la guerra a Francia para vengar la afrenta al Rey Don Alfonso XII, que fue apedreado e insultado en las calles de París.

El citado documento dice, literalmente así:

“En la villa de Líjar, a catorce de octubre de mil ochocientos ochenta y tres, reunidos los señores del Ayuntamiento que al final subscriben en sala capitular y sesión ordinaria, bajo la presidencia del señor alcalde, don Miguel García Sáez, abierta la sesión, se dio lectura al acta de la sesión anterior que se aprobó por unanimidad.

Se dio cuenta de las órdenes que se habían recibido en la semana y se acordó su cumplimiento por quien corresponda.

Por el Presidente se hizo saber al Ayuntamiento que, al pasar por la ciudad de París el rey Don Alfonso XII, de regreso de su viaje, el día 29 de septiembre último, fue apedreado, insultado y cobardemente ofendido.

Que el más insignificante pueblo de la Sierra de Filabres debe protestar en contra de semejante atentado; a ser presente recordar y publicar que solamente una mujer vieja y achacosa, pero hija de España, degolló por sí sola treinta y dos franceses que se albergaban, cuando la invasión del año ocho en su casa. Que este ejemplo es muy bastante para que sepan los habitantes del territorio francés que el pueblo de Líjar, que se compone únicamente de trescientos vecinos y seiscientos hombres útiles, está dispuesto a declararle la guerra a toda Francia, computando cada diez mil franceses por un habitante de esa villa. Pues es necesario que sepa el territorio francés que España ostenta en sus escudos la insignia de más valor que pueda ostentar la primera nación del mundo. Tiene en él nada menos que un león. Cuenta la historia española con un Sagunto, un San Marcial, Bailén, Zaragoza, Otumba, Lepanto y Pavía, que ninguna historia de las que se conocen hasta el día pueden presentar ejemplos tan terribles.

Que un Carlos I de España supo hacer prisionero a un rey francés, y cuando lo guardaba Castilla con cuantas consideraciones albergan únicamente pechos españoles, supo, sólo, atravesar la Francia atemorizando con su figura al mundo. Que también hubo un Felipe II que en su reinado supo abarcar de uno a otro confín de la tierra, y, que ahora, aún cuando el pueblo de España no cuenta con Gonzalo de Córdoba, ni con un Don Juan Chacón, ni con un Conde de Cabra, ni un Dureña Ponce, hay todavía vergüenza y valor para hacer desaparecer del mapa de los continentes la nación francesa.

El Ayuntamiento, tomando en consideración lo expuesto por el señor Alcalde, acuerda unánimemente declarar la guerra a la nación francesa, dirigiendo comunicación en forma debida directamente al Presidente de la República Francesa, anunciando previamente al Gobierno Español de esta resolución.

Y no teniendo ninguna otra cosa que acordar, se levantó la sesión estampando la presente acta, que firman los señores que saben, y los que no, signan.

De lo que yo, el Secretario certifico.

Firmado y rubricado: Miguel García Sáez, el alcalde, Juan Martínez, Daniel Molina, Nazario Pérez, Juan Díaz, Raimundo López, Francisco Martínez, Antonio Martínez y el Secretario Francisco García”



El documento, reintegrado con una póliza de una peseta, aparece escrito sobre un folio de papel municipal, número 0.397.196. Al pie de la declaración de Guerra figuran los nombres de los concejales, bajo la firma del Alcalde que es rotunda y clara. Cinco concejales firman con cruz. Eran analfabetos.

No sabemos las consecuencias que pudo tener este gesto pero al Alcalde de Líjar a partir de entonces era conocido en la Comarca como “El terror de la Sierra de los Filabres”

Se lo cuenta a uds. Juan Sánchez 2.014

OLULA COMARCA____"FUEGOS DE LAROYA II"

                                 OLULA DEL RÍO

                                    (Comarca)


• Y el fuego arrasó esta tierra…
• Fuegos de Laroya 2ª parte.
• Título: “Los fenómenos paranormales”.
• Autor: Lorenzo Fernández.

Laroya es en la actualidad un pequeño pueblo, tranquilo, enlucido de cal y rebosante de alegría. Y es precisamente ese espasmo de sosiego el que no incita a pensar que allí se produjeron los macabros sucesos que ahora traemos a colación.

Aún no había caido la tarde. Los agricultores continuaban acariciando los campos de cultivo, arrancando vida de aquellas extensas y desérticas altiplanicies.

Pese a ello, la memoria popular aún guardaba en su seno la crónica de aquellos oscuros días…
-Buenas tardes, ¿se acuerda usted de los incendios del cuarenta y cinco?-

-Sí que me acuerdo. Yo fui el que acompañó a un periodista desde la estación de ferrocarril de Fines-Olula hasta los cortijos. ¡Me dio cien pesetas de las de entonces! Lo llevé en una mula por el río y los barrancos hasta lo alto de la sierra-.

El narrador expontáneo era Félix Franco, un anciano que, siendo un chaval transportó en su bestia a José Valiente, reportero del semanario donostiarra “Fotos”.

-Tuvieron que ser dos semanas horribles, ¿no es cierto?-

-¡Ja!, aquello duró casi dos meses-

-¿No ha vuelto nadie más desde entonces?-

-No, nadie, y de aquello hace ya cincuenta y cinco años-

Un agricultor nervioso y jadeante por la prisa vino a esquivar la incipiente narración de unos sucesos que este había vivido en directo…

-Este es Cayetano Domínguez. Seguro que le puede contar más cosas que yo porque él vivía en esos cortijos… (las páginas 147 y 148 faltan en el texto. Continúo con la página 148).

…Cayetano seguía a pie de cañón. Parecía negarse a abandonar a aquellos extranjeros que después de 55 años venían a perturbar su monotonía diaria, recatando del olvido unos sucesos que marcaron su infancia. El paisaje variaba a cada curva, a cada riachuelo atravesado…Acompañado de unos canes de apariencia más bien triste, Ramón pertenece a una generación de hombres curtidos por la soledad y la pobreza. No necesita para vivir más que lo puesto y sus cultivos. Y así es feliz. 
Lentamente, haciendo pausas que se me antojaron infinitas. Así inició el ansiado relato…

-Aquello fue increible. Las luces aparecían en el aire y dentro de las habitaciones. Las cosas se quemaban de arriba abajo. La Guardia Civil rodeó los cortijos, y un día fueron testigos 14 de ellos y un policía armado de cómo los fuegos salían de dentro de las casas, quemándolo todo y acercándose a las personas. Aquí había mucho miedo. Pensábamos que podíamos ser abrasados vivos en cualquier momento. Ardían los animales, los pesebres. Incluso a veces se veía el fuego en forma de chispa bajando del cielo-

-¿Se vieron también cosas extrañas en el cielo?-

-Pues sí, responden al unísono Cayetano y Ramón-. Se vieron unas bolas blancas, en silencio, que iluminaban todo como si fuese de día-

-¿En los primeros días de los fuegos?-

-Sí, se vio en todas las cortijadas: en Estella, en el Cortijo Franco, en Pitango, en Laroya,…Aquí, dentro de la sierra se vio también una figura rara. Nosotros le decíamos “el niño”. Surgió en aquellos montes-

-¿Un niño dice usted?-

-Sí, una figura. Al principio parecía una estatua, era como un esqueleto. Con los ojos muy grandes. Estaba envuelto en fuego, en luz. Algo muy desagradable. Era del tamaño de un niño pequeño. Pero de él salían luces. Volaba y flotaba. Nosotros lo vimos y otros que ya murieron. Luego empezó todo lo de los fuegos, justo después del niño, al que jamás volvimos a ver. En aquellos días todo fue muy raro, hubo gente incluso que dijo haber visto a los “marcianos”.

El enigma de los fuegos cobraba así una dimensión aún mayor. Si bien es cierto que en ningún momento aparecieron términos como humanoides u objetos volantes no identificados. Relacionar los fuegos de Laroya con ovnis era algo del todo imposible.

Manuel Medina y Antonia Ujaldón vinieron a corroborar lo que Ramón aseguraba instantes antes en su hogar:

-“¡Claro que se vieron más cosas en los cielos! Yo no lo había contado hasta ahora, pero os juro que en aquella época me sucedió algo muy extraño. Una noche iba atravesando el monte, recuerdo como si fuera hoy aquel “cacharro”, era como una luz blanca y potente. Igual que una estrella, pero mucho más grande. De repente empezó a bajar hasta que pasó justo por encima de mí. Los cortijos y el monte se iluminaron con su luz. Fue algo extraordinario. Volaba en silencio, era como una bola pulida que cruzó todo el cielo. Yo me quedé muy asustado. ¿Qué podía ser eso?”

Esa era la pregunta, ¿qué demonios tuvo en vilo a decenas de personas durante semanas?

La respuesta parecía estar en la niña María Martínez, “la niña de los fuegos”. Esta vez el “misericordioso” destino no lo fue tanto. María falleció años después “víctima de su propio yo”, que la indujo a ingerir sosa cáustica en un momento de desesperación. ¿Fue muy presionada psicológicamente más allá de lo que pueda tolerar una niña? ¿Por qué sus hermanos, llevados por la mano cruel de una realidad insoportable, también se suicidaron?

Con estas muertes el misterio alcanzó la categoría de mito, impidiendo que el mayor de los secretos fuera desvelado. ¿Sería para mantener la fascinación que este asunto ha despertado durante 55 años? Si así tenía que ser, nada se podía hacer ya…

Juan Sánchez 2.014

jueves, 28 de agosto de 2014

OLULA COMARCA: "FRANCO DESTIERRA A OLULA A DON JUAN RUBIO ORTIZ"

                               OLULA DEL RÍO: Comarca.

                         DESTIERRO EN OLULA DEL RÍO DE DON JUAN RUBIO ORTIZ.


• Diccionario Biográfico de Almería.


• I.E.A. Diputación de Almería.
• Fundación CAJAMAR.



Nació Juan Rubio Ortiz en Macael allá por el año 1.892 y murió en su mismo pueblo de la Comarca del Mármol en el año 1.983. Hijo de una familia pequeño-burguesa. Su padre, Clemente Rubio Molina; su madre, Serafina Ortiz Valdez. Se une en matrimonio con su prima Clementina Ortiz Molina, hija, a su vez, de Antonio Ortiz Valdez.

Tuvo tres hijas: Serafina, María y Clementina. Su formación universitaria, cultural y artística fue destacable influido por la corriente krausista del siglo XIX.

Termina el Bachiller en el Instituto General y Técnico de Almería, dando muestras de grandes dotes para el dibujo artístico. En 1.915 se licencia en Derecho Civil en la Facultad de Cádiz de la Universidad Hispalense. En la Universidad de Madrid acaba los estudios de Medicina (1.924) e ingresa en el Instituto “Rubio” y después en la Institución “Jiménez Díaz” y Clínica de la Concepción, especializándose en Terapéutica Operatoria. En 1.925 hizo un curso en la Casa de Maternidad de Madrid de Tocología y Ginecología. Acaba sus estudios con el título de Forense e Inspector de Sanidad. Con esta sólida formación y para atender el negocio de mármol de su mujer ejerce como médico en pueblos cercanos: Tahal, Chercos y Alcudia.

Se integra políticamente en Izquierda Republicana presentándose en marzo de 1.936 a las elecciones en Macael por el Frente Popular. Confirmado como alcalde, lo primero es hacer un grupo escolar y viviendas para los maestros. Sufrió el acoso y derribo del Partido Socialista, mayoritario en coalición. Su mujer llega a renunciar de los derechos que pudieran derivarse a su favor como resultado del pleito sobre las canteras (1.920-1.947), para que no pudiera entorpecer ni sirviera de excusa contra la actividad política de su marido.

A partir de Julio del 36, el Ayuntamiento de Macael aprueba defender el gobierno legítimo de la República y forma una milicia para defensa del pueblo. Veintidós voluntarios y Ayuntamiento marchan a Almería para reforzar su defensa ante la sublevación militar. Posteriormente, esta milicia y con una fuerza mucho mayor, se desplazó a Guadix para consolidar el frente de guerra. En el mes de julio apresó varios guardias civiles que fueron desarmados, detenidos y entregados al gobernador (Cayetano Martínez Artés apresado posteriormente en Olula del Río en el Cortijo “Las Monjas” y condenado a muerte).

Juan Rubio también controló y evitó que comités de milicianos de Almería y Garrucha llevaran a cabo el ajusticiamiento de algunos vecinos de derechas del municipio. Este enfrentamiento con el comité revolucionario provocó su marcha acelerada al frente. Fue destinado a la 23 Brigada Mixta como oficial médico, ascendiendo pronto a Capitán y jefe del Hospital Militar de Pozo Rubio (Cuenca). Su trato humano con varios sacerdotes provocó su destitución por parte de los comisarios políticos (Octubre de 1.938).

Terminada la Guerra Civil y siendo perdedor, le ofrecieron la posibilidad en Alicante de marchar a Méjico. Optó por correr el peligro de volver a casa. Tras algunas semanas escondido en un zulo en las escombreras de mármol, decidió desplazarse hasta Purchena y entregarse al Oficial Militar de Carrera. Inicia un purgatorio de prisiones: Purchena, Almería, Madrid, Burgos. Todos los informes de las prisiones fueron intachables además de colaborar en todas las tareas sanitarias.

Para que no fuera fusilado, se movilizaron todas las personas importantes de mente abierta de derechas que lo trataron. Consta en los avales del proceso. Fue condenado a 20 años de reclusión temporal (18 de Mayo de 1.943) inhabilitándole además para ejercer la medicina. En 1.945 se le conmutó la cárcel por el destierro a Huelva. De Huelva a Olula del Río hasta que en 1.950 puede instalarse en su casa de Macael. Allí vivió el resto de su larga vida dedicado a su pequeño negocio de mármol. A su familia. A sus lecturas. A fumar en pipa. Vivió con la conciencia tranquila de haber sido un ciudadano responsable, valiente, enemigo de la injusticia y de los pocos que sirvió a la República con legalidad.


Juan Sánchez 2.014

"SERRANILLA V DEL MARQUÉS DE SANTILLANA". Los moros del Valle de Purchena.

                                   OLULA DEL RÍO: Comarca.

UNA SERRANILLA DEL MARQUÉS DE SANTILLANA QUE TRATA DE LOS MOROS DEL VALLE DE PURCHENA.

Cultura: “La Voz de Almería”
Sábado, 17 de Febrero de 1.990.
La “Serranilla V” del Marqués de Santillana hace referencia a los moros del Valle de Purchena que, habían penetrado en los territorios de las riberas del río Guadiana.

En sus cinco estrofas, cuenta su encuentro con una serrana, con la que entabla conversación. En esta ocasión es una “bellísima mora de Bedmar” que viste un abrigo negro de pieles (un pellote), lienzos blancos según costumbre de Al-Andaluz y calza alcorques, zapatos con suelas de corcho:

Preguntéle do benía
después que la ove saluado,
o quál camino fazía.
Díxome que d´un ganado
quel guardavan en Razena,
e passava al Olivar,
por coger e varear
las olivas de Ximena.

El poeta siente miedo de que la pastora mudéjar continúe sola su camino, avisándole de la presencia de una partida peligrosa de moros del Valle de Purchena:

Dixe: “Non vades
señ(e)ra,
señora que esta mañana
han corrido la ribera
aquende de Guadïana,
de la guarda de Abdilbar;
ca de vervos mal passar
me sería grave pena”.

A lo que responde agradecida, aunque confiada de que los vecinos de la comarca pueden atajar el avance de los moros del Alto Almanzora.

VALLDEPURCHENA

No hay duda que Valldepurchena es el Valle del Alto Almanzora, que según un documento redactado hacia 1.490 comprende “las villas de Porchena, Serón, Tíjola, Vacares, Syero el Mayor, Syero el Menor, Almunia, Somontiel, Urraca, Olula, Fines, Cantoria, Oria, Cartaloba, Box, Arbolea, Zurgena, Olvera y Lubrín”.

“Estas XX villas e castillo e aldeas susodichas son del dicho Vall de Porchena…”, según el citado documento difundido por Juan Torres Fontes en el número 2 de “Roel”. Proporcionando un dato muy interesante: En el Siglo XIII, Alfonso X “El Sabio” había concedido a su hermano Felipe, con motivo de sus bodas con Doña Cristina esta Comarca del Almanzora:

“Dióle por heredamiento Val de Corneja e Valdeponcheva” en poder de los moros que pagaban sus rentas anuales al rey castellano.

Nuestro admirado Padre Tapia (nº 4 de Roel) afirma que el Alto Almanzora “documentos y cronistas del Siglo XV lo llaman la Val de Purchena”.

El encuentro con la bellísima mora hechizó al Marqués, que vuelva a evocarla en la décima Serranilla enardecido por “su gran y buen continente”.


Juan Sánchez 2.014


martes, 26 de agosto de 2014

"Va por tí José Torres" "PIEDRA VER DE OLULA"

  1. Nuestra actual Olula del Río es una pequeña ciudad al piedemonte de las Serranías Béticas, preñadas de mármol. Con su piedra Ver de Olula, milenaria roca que contempló y contempla el devenir de la historia, y los hombres que, día a día, la van haciendo.
  2. Ni que decir tiene, que esta esbelta roca albergó en sus hendiduras protectoras a las pequeñas hordas cazadoras musterienses que en ellas se defendían de los peligros naturales que les acechaban. 

  3. También, presenció el paso de los pueblos prospectores de metales que, a través del Valle del Almanzora, ojo avizor , recorrieron nuestra serranía en busca del preciado metal con el que fabricar útiles cotidianos e iniciar un amago de industria, allá por el II milenio antes de Cristo.

  4. Buen camino natural fue siempre el Almanzora, a través de él y enlazado con el Alto Valle del Guadalquivir, llegaron nuestros antepasados a las, en otro tiempo, lejanas costas tartéssicas, convirtiendo así nuestro Valle en una de las rutas comerciales más importantes en los albores de la época histórica. 

  5. Fenicios, helenos y púnicos dejaron su impronta en nuestras tierras y nuestra piedra debió ver, con admiración desbordante el paso majestuoso de las legiones romanas, destellos en sus lanzas, arrancados por el implacable sol, fuerte el trepidar de sus pasos sobre los cantos rodados milenarios del río, miradas altivas y vigentes. Observados, mezcla de admiración, envidia e impotencia por nuestros antepasados iberos escondidos tras cualquier matorral. 

  6. Pero, la historia sigue su curso sigue su curso; los hombres que la hacen mueren, los pueblos evolucionan, mas nuestra piedra sigue ahí, incólume, majestuosa, arrogante, despreciando al tiempo, sin miedo a la erosión…Un buen día, divisa en lontananza una masa amorfa, lengua torrencial que va avanzando por el curso del rio. Los aborígenes huyen aterrados, buscando la salivación en la ligereza de sus pies. Las hordas árabes, en feroz raccia, destruyen, saquean, matan… La Piedra llora, suenan gemidos en la noche negra, el viento de Poniente ulula en las hendiduras, viejas cicatrices que, a modo de cruces guerreras, la naturaleza otorga.

  7. Un feudo árabe se enseñorea de Olula. Baza, Huercal-Overa, Almería son otros tantos que jalonan nuestra geografía. El cristiano es sometido. Las cicatrices de nuestra Piedra se agrandan, cubriendo de luto sus escabrosas paredes. Un manto negro cubre la roca durante siete siglos, eterna noche sumida en el abismo de la desesperación, la rabia contenida aletargada en sus entrañas. La Piedra continúa su amargo llanto, sufre callada, lentamente.

  8. Tiembla el cauce del rio. Desde su atalaya la Piedra observa silenciosa y escucha el son monótono de pasos cansinos, de respiraciones jadeantes por esfuerzos sobrehumanos, de voces agrias de mando que, entre serpentinas de negros látigos, caen como hirientes bofetadas sobre esclavos cristianos. 

  9. Enormes masas marmóreas son arrastradas por el lecho del rio. El rey moro las precisa. Están haciendo la Alhambra entre gemidos de famélicos esclavos. La Piedra sufre y sus paredes multiplican el gemido, en vano grito de desesperación, que nadie escucha.


  10. Pero, el amanecer esta próximo, el sol asoma su ceja, pálida ceja de alba, sobre el negro manto de la vieja Piedra, y, esta se estremece como nunca recuerda haberlo hecho y ruborizada levanta un pico de su raido manto y mira en lontananza, como ha tiempo hizo; el rubor se convierte en osadía, ha llegado la hora de volver a lucir hermosas galas, el manto resbala a sus espaldas y es arrastrado por las aguas mansas del rio. En el horizonte van apareciendo caballeros cruzados y, como antaño, ahora son los invasores los que huyen despavoridos. La cruz de la espada pudo, al fin, con la afilada cimitarra y corto en dos la media luna.

  11. La Piedra exhala suspiros de alivio, el sol seca su rostro cansado los restos de lagrimas, el verde esperanza invade su cima y, sus paredes doradas al sol Poniente contemplan con alegría incontenida al cristiano labriego que esfuerza en abrir las entrañas de la tierra con su tosco azadón.

  12. Los días suceden a las noches como ley natural y la Piedra sestea, pero todo lo observa. No todo es alegría en su entorno, la Piedra sufre cuando sufre el agricultor y el pastor, la Piedra sufre cuando la lluvia que suplica se vuelve perezosa y banal la Piedra sufre cuando se abre el cielo, cuando sopla el viento, cuando la riada socaba su base y arruina la cosecha de sus amigos los hombres. La Piedra quisiera llorar y con sus lagrimas regar los sedientos campos, pero, sus entrañas están secas, al igual, que la vieja que sestea al amor del hogar, bajo la vacilante luz de un candil escaso en aceite y sobrado en años.

  13. La vida continua, el pequeño pueblecito es como un hijo echado a los pies de su madre amorosa que vigila atentamente. Los años van pasando las gentes siguen arañando la desagradecida tierra monótonamente, neolíticamente.
    Una mañana, no muy temprano porque la Piedra va envejeciendo y gusta de dormir al amor de los tibios rayos mañaneros oye a sus espaldas el chirriar de una vieja carreta de mohoso engranaje que, lentamente, movida por torpes bueyes, va zigzagueando perezosamente por un sendero tortuoso, que se pierde en la sierra… Poco a poco se va alejando perdiéndose difuminada entre el polvo del camino y el vaho que la tierra exultante desprende en la arbolada. 

  14. ¿Pobre loco humano? Se pregunta la Piedra. ¿Dónde irá tan de mañana? 

  15. Vuelve a dormir recostada sobre el rio su eterno dormitar. Al atardecer, de nuevo el chirriar de la carreta llega a sus oídos, vuelve indolente su cabeza y esboza una sonrisa compasiva; bajan los bueyes cansinos sobre su testuz se recrea el sol poniente, brillan las alas de las moscas en mil y un chisporroteo de colores, acosando con su vuelo ágil y su voraz osadía a la sudorosa pareja.


  16. El boyero grita: ¡¡ ia, ia !!. Maldice con su lengua infernal a los desdichados animales que obedecen en silencio. Sobre la carreta un monolito pétreo desciende lentamente.

  17. La Piedra ya no sonríe, razona, piensa, recuerda aquellos días tristes de esclavitud. Todo es distinto ahora las mañanas van sucediéndose y las carretas aumentando su número.

  18. Un buen día, suena un silbido penetrante que hace temblar su estructura. ¿Qué será? – se pregunta. Atisba el horizonte con mirada de águila al igual que las águilas anidan en sus cicatrices, y descubre boquiabierta, no muy lejos, una oscura y serpenteante cinta que se desplaza a gran velocidad y que lentamente va deteniéndose. Es el tren. Cargan el mármol y parte raudamente. 

  19. La era industrial llego a su amante pueblecito y la Piedra se siente satisfecha. A pesar de su vejez no es retrograda; recuerda el aleccionador pasado, pero, vive en el presente y hasta de vez en cuando, filosofa con las escasas aguas del rio, sobre el futuro. Pero, poco tiempo le dura a nuestra Piedra la alegría. Estalla nuestra fratricida Guerra Civil y se detiene el proceso industrial.

  20. Ya las carretas no la despiertan de mañana, ni le anuncian con su chirriar que se acerca el crepúsculo. 

  21. La Piedra no comprende la guerra, que también es suya. Escépticamente espera sesteando como siempre el desenlace. Los humanos son así, explico al rio, un día de primavera y no hablo más. 

  22. Pasó el tiempo inexorable y de nuevo las carretas volvieron a alegrar el alba, hasta que un día, una nube de polvo de extraño ruido suplió a la carreta: “camión” le llamaban los humanos. A la Piedra le pareció bien; ella siempre está abierta a toda información.

  23. La velocidad suplió a la pesada lentitud y las masas marmóreas, se iban desgranando como cuentas de rosario en manos de una vieja beata.

  24. El ferrocarril resoplaba henchido de mármol, y poco a poco, a los pies de la piedra fueron surgiendo fábricas industriales orgullo de ella que las contemplaba con singular ternura. 

  25. El pueblecito fue creciendo, convirtiéndose en industriosa ciudad, siempre arrullado por la piedra que velaba como centinela fiel todos sus pasos.

  26. La vida sigue su proceso y la pequeña ciudad apenas sufre en su fisonomía. Mas cierto día, empieza a surgir de su ostracismo y como por ensalmo empieza a cambiar su faz, se rejuvenece, sus calles se vuelven más amplias y acogedoras, y de pronto una noche surge esplendorosa entre las tinieblas. Con luz propia. La Piedra se emboba contemplándola, ¡Esto es imposible! -exclama- en mis muchos años de vida no he visto cosa igual. Le pregunta al rio y al viento del Valle, viajeros ambos eternos, y no aciertan a contestar. La sorpresa les invade también a ellos. 

  27. Llega el día, y atónita, nuestra querida Piedra comienza pulular en las márgenes del rio, muy cerca de ella, cantidad de humanos; pequeñas e incansables hormiguitas que con paciencia van construyendo unos tremendos muros y unas estupendas instalación para ellas desconocidas.

  28. La obra va creciendo y ella como espectadora privilegiada, en tribuna natural, observa atentamente. Un día unos chiquillos juguetean entre los recovecos de la Piedra, y esta se entera del nombre de la inmensa obra. Polideportivo le llaman; sus razones tendrán, piensa la roca y sigue vigilante.

  29. Su vista penetrante de águila le permite apreciar todos los pormenores, y un buen día observa con detenimiento y ve su rostro reflejado como un espejo en una pared interior; su emoción es inmensa. Lagrimas surcan sus mejillas. 
  30. Increíble vuelve a mirar y remirar. Se ve más joven; el artista me ha favorecido. Y ella coqueta peina canas con peines de viento amigo. Y puedo morir- filosofa con el rio- pero mi vida es aun larga. Aun puedo contemplar venturosos para mi pueblo.

  31. El rio desciende lentamente, con escaso caudal, celoso de la roca. 



  32. Dedicado a Don José Torres Sáez que escribió esta bonita historia de nuestra Piedra Ver de Olula el día 5 de septiembre de 1981 con motivo de celebrarse en Olula del Rio tercer dia de la Provincia por la EXCMA. DIPUTACION PROVINCIAL DE ALMERIA.  Juan y Pepita no os olvidan.
     

ESCRITO DE FERNANDO NAVARRO GARCÍA HIJO DE LUCHITA Y NIETO DEL MAESTRO DE HUITAR.

  1. UN INSTANTE INFANTIL EN OLULA DEL RIO



  2. A U T O R : Fernando Navarro García. Escritor . Oriundo de Olula del Río, hijo de la Maestra Luchita (Lucía) y nieto del Maestro de Huitar. En la foto publicada por Isabel Sáez en este Facebook hace unos días le vemos saludando al Príncipe de España en una recepción. Las fotos son de la Calle “El Pilar” y el nº 5 donde vivió esta familia en Olula del Río. La otra foto es de Fernando con Rigoberta Menchú Premio Nobel de la Paz.

    Este recuerdo infantil es suyo:

    Recuerdo un patio grande que en realidad no lo era tanto y unos techos altísimos que con los años encogieron y un suelo níveo de mármol y un río infranqueable que más bien era acequia y recuerdo unas sábanas tendidas, solitarias olas sinuosas en el desierto almeriense……Y sigue viva la parra fresca y generosa que envolvió aquel universo perdido de mi niñez.

    Y no quiero olvidar y me esfuerzo en rebuscar las sensaciones de antaño, hoy que ya algo he vivido. Silencio, silencio…..Casi percibo el sonido acompasado de una escoba en la calle empedrada y ardiente y las risas evanescentes de unas mujeres que hoy son tan solo un eco en fotos amarillentas.

    Y aquí y ahora, dentro de mi mente, sigue altiva la alacena en la que mi abuela atesoraba sus mantecados y cierro los ojos y percibo aquel mágico y secreto aroma, con el que sus nietos anticipábamos las delicias de una merienda: Vasos Duralex, leche hervida con su telo y, con suerte, unos roscos. ¡Era tan poco y tanto nos solazaba!

    Un reloj suena las horas. Mi abuelo baja las escaleras. Sombrero y chaleco negro. Su vozarrón le precede y estremece las paredes. Habla de cosas que no entiendo, pero amo su timbre de voz y su mirada azul y ciega. Y mi madre ¡tan joven, Dios mío!, lo mira y le sonrie y acaricia su mano. Y yo mojo feliz el rosco en la leche tibia y no necesito crecer más. Y el reloj marca las horas.

    PERFIL DE FERNANDO NAVARRO GARCÍA

    1º.- Director de Formación y Relaciones Académicas en la Fundación Acción contra el Hambre.

  3. 2º.- Autor del “DICCIONARIO BIOGRÁFICO DEL NACISMO Y III REICH”.

  4. 3º.- Vocal Junta de Gobierno en FORETICA.

  5. 4º.- Coordinador de ACF Angola.

  6. 5º.- Patronal española de la industria cerámica en ASCER.

  7. 6º.- Formación Universitaria en la Universidad Complutense de Madrid, 
  8. Universitat Jaume I, Universitat de València.

  9. 7º.- Profesor en la Universidad Complutense de Madrid.

  10. 8º.-Autor de varios libros de Gestión Empresarial. Etc. Etc.


  11. TRANSCRIBE: Juan Sánchez.