viernes, 13 de junio de 2014

“Vida Social en Olula” Años 20-30.


La impronta es de que se trata de un pueblo laborioso volcado en dos actividades principales: agricultura y mármol en su doble vertiente:
1) extracción de la materia prima en las canteras
2) elaboración en fábricas y talleres. La industria del mármol sin ser excesiva, sólo hay unas cuantas fábricas, sí muestran la vocación y especialización del municipio. La situación de Olula junto a la carretera y el ferrocarril propiciará este desarrollo. Queremos destacar la destreza insuperable de los artesanos que sólo con martillo y cincel, realizaban obras de indiscutible valor artístico, aunque lógicamente el grueso de la producción iba destinado a la fabricación de losa. El amolado de las tablas se realizaba a mano, utilizando agua y piedras de asperón. En ello trabajaban algunas mujeres denominadas amoladeras.
Espectacular resultaba el transporte del mármol, donde el transporte de los bloques, conocidos en el país como masas, eran transportados desde la cantera hasta la placeta de las fábricas por carretas de bueyes, guiados por expertos carreteros, que habían de sufrir enormes dificultades en el pronunciado descenso de la sierra.
El comercio del pueblo era de poca actividad. La venta del pescado se hacía casi a diario, previo pregón de su llegada al pueblo, que se hacía por medio de un chiquillo que recorría las calles portando la muestra de sardina o jurel, para su exhibición a las amas de casa. La carne se expedía los domingos, en la única carnicería que existía, instalada en la casa de los “Redondos”. Por otro lado sólo había un estanco, el de la tía Frasquita, donde se expedía el tabaco de picadura en cajetillas, Bares y cafés apenas se conocían. Si existía un Casino venido a menos y que se disolvió en 1.924. En la Plaza estaba el café de Luis González. Los cosecheros de vino y fabricantes de aguardiente para vender sus productos colocaban sobre la puerta o ventanas manojos de romero sujetos con una cuerda de esparto.
Especial atención al mercado semanal de los jueves que se celebraba en la Plaza de los Bancos y cuya estampa recreada de tipismo nos muestra a los vendedores ambulantes, que generalmente venían de Albox, ofreciendo toda una gama de productos, especialmente los relacionados con aperos de labranza y talabartería, o peroles, cántaros, botijos de barro cocido de una calidad y fama contrastada. Ese día el mercado se atestaba de vecinos y labriegos de las distintas pedanías y pueblos próximos. Hay que destacar a las mujeres con cestas muy cuidadas de frutas y verduras.
J. Sánchez 2.014
J. Torregrosa Martínez.

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